17 de agosto de 2014

Amos y perros


En el evangelio de este domingo, Jesús dice a la mujer cananea que los amos no reparten el pan a los perros. A lo que ella corrige y le dice que al menos los perros recogen las migajas que caen de la mesa.
Amos y perros, perros y amos; ricos y pobres, pobres y ricos; poderosos y humillados, humillados y poderosos... Nuestro mundo sigue igual, dividido entre los que tienen mucho y los que tienen poco, los que se hartan de comer y los que pasan hambre, los que tienen derechos y libertades y los que son tratados como animales o peor, porque hay animales que tienen más derechos que muchas personas.
Contemplamos continuamente en República Dominicana cómo muchos haitianos vienen a buscar una vida mejor y lo que se encuentran es el desprecio, la humillación y la discriminación, empezando por nuestro propios gobernantes que inventan y ejecutan leyes injustas.
Contemplamos, especialmente en estos días, en España como muchos africanos vienen en barcas de mala muerte buscando una vida mejor y lo que se encuentran es en algunas ocasiones racismo y burla por parte de algunos de nosotros. También es verdad que hay muchas personas que generosamente los acoge y les da una vida mejor.
A los que de forma egoísta dicen que se vuelvan a su país, les pregunto: ¿es que acaso no son hijos de Dios? ¿es que acaso no merecen una oportunidad?
Nosotros hemos nacido en un país y en una familia del 1º mundo, ellos han nacido en un país pobre sin recursos y oportunidades. ¿Qué culpa tenemos nosotros de haber nacido aquí? ¿qué culpa tienen ellos de haber nacido allí?
Haitianos, africanos, de todos modos, ustedes nos llevan mucha ventaja, porque Dios les mira con un cariño especial, con gran ternura y misericordia. Él se fija en los más débiles: en los extranjeros que buscan una vida mejor, en los pobres que pasan hambre, en las prostitutas que son humilladas y usadas, en los niños que no pueden ir a la escuela, en las familias que no tienen techo... y les sana, de la misma forma que en evangelio de este domingo Jesús sana a la hija de esta mujer cananea que tiene mucha fe.

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