8 de marzo de 2014

La araña de la Capilla

El miércoles de Ceniza en la mañana, mientras rezaba en la Capilla de mi casa, vi una araña que se paseaba por la pared. Me imagino que la araña no estaba allí precisamente para rezar. Supongo que más bien andaría por allí buscando algún mosquito despistado para poder desayunar.
En ese momento de reflexión y oración pensé que quizá la Cuaresma podría ser parecida a lo que viven las arañas, que más allá de su aspecto repugnante, pueden darnos una lección para vivir este tiempo de preparación para la Semana Santa.
Comparto con ustedes la oración que en ese momento hice:
Señor, quiero ser como una araña,
y tejer cada día con paciencia
una tela fuerte y resistente,
con hilosmuy finos pero seguros.
A mi tela de araña quiero que se acerquen muchas personas,
no para hacerles daño, no para comérmelas,
sino para protegerlas de los peligros de la vida.
En mi tela de araña quiero que estén
las personas más indefensas y marginadas por nuestra sociedad:
los enfermos, los tristes, los depresivos,
los huérfanos, los pobres, las prostitutas,
los internos de la cárcel, los que no tienen techo…
Señor, quiero ser una araña que no inyecte veneno en sus presas
-bastante veneno hay ya en el mundo-,

una araña que inyecte amor y paz a todos los que caigan en mis redes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario