15 de marzo de 2014

Auriculares

Hay inventos para la humanidad que nos ayudan y nos hacen progresar cuando les damos un buen uso, pero que en otras ocasiones también nos dañan y perjudican bastante.
Uno de ellos son los auriculares, que nos ayudan a escuchar la música sin molestar a los demás. Eso que en rincipio está bien, puede convertirse, por desgracia, en una fuente de aislamiento, de “desconexión” con la realidad.
¡Cuántos jóvenes andan en casa “desconectados” con el mundo, inmersos en lo suyo sin querer saber de nada ni de nadie!
Los auriculares que nos sirven para no molestar a nadie, a veces se convierten en un artilugio para que nadie me moleste a mí, en donde nos aislamos del mundo que nos rodea.
Hoy Dios nos dice: “Éste es mi Hijo el amado, escúchenlo”. Pero, por desgracia hay jóvenes que anda con auriculares, “desconectada”, en su propio mundo y no pueden oír ni a Dios.
Los adultos quizá utilizamos menos los auriculares, pero tenemos otros auriculares que nos impiden escuchar a Dios: el celular de última generación, la computadora, la televisión, la radio, los ruidos de la calle, la fiesta descontrolada, la pereza, el consumo…
Hay muchas formas de taparse los oídos y dejar de escuchar a Dios.

Hermano, hermana, si andas con los oídos tapados, y no escuchas nada, es momento de que te “conectes” con Dios, con el mundo y con la realidad.

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