9 de noviembre de 2013

La historia sin fin


Hubo en los años 80 una película que se titulaba “La  historia sin fin”. En ella un joven que sufría acoso por sus compañeros de escuela, paseando por la calle entra en una tienda de libros, y el dueño le muestra un libro llamado La historia sin fin. Le advierte de que ese libro es peligroso, pero el muchacho, intrigado y curioso, consigue robar el libro y llevárselo a casa para leerlo. El libro va narrando una historia en donde el protagonista tiene que salvar al mundo. Finalmente el protagonista de la película se da cuenta de que el auténtico salvador es él mismo. Finalmente el muchacho consigue salvar al mundo y todo florece de nuevo.
¿Por qué les cuento esto? –porque en algo esta historia sin fin se parece a lo que nos narra Jesús en este evangelio. Él nos habla de la vida eterna, de la resurrección, de un nuevo estado de gracia junto a los ángeles. Eso es algo que nos parece demasiado fantástico, demasiado utópico, demasiado difícil de alcanzar. Pero es Jesús quien ha venido a nuestro mundo para salvarnos (como el protagonista de la película que se introduce en el libro para salvar al mundo) y nos ofrece una “historia sin fin” junto a Dios.
Es difícil entender el concepto de eternidad, de vida eterna, de resurrección, porque somos finitos, limitados y caducos. Pero más allá de este mundo pasajero existe algo que merece mucho la pena, y aunque no podamos llegar a entender del todo, al menos podemos confiar en la palabra que nos da Jesús, en su testimonio.
Hace unos años, un amigo mío, que es ateo, me dijo: “¡cuánto te envidio! Tú tienes fe y tienes una esperanza en Alguien o Algo que te espera más allá de este mundo. Yo en cambio percibo que todo se acaba acá en la tierra y no veo ningún más allá, y eso me angustia a veces.”
Los que no tienen fe no pueden ver más allá, no tienen una perspectiva amplia de la vida. Pero nosotros sí podemos vivir con esperanza porque Dios nos espera y aguarda más allá de esta vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario