28 de septiembre de 2013

Ricos y pobres

Algunas veces hay poco que decir ante algunas palabras que lanza Jesús en el evangelio. En este domingo nos encontramos con una parábola: la del rico Epulón y el pobre Lázaro: dos modelos de vida contrapuestos. Uno de ellos lo pasa a la grande aquí en la tierra, mientras que el otro pasa calamidades. Pero cuando llegan al cielo los papeles se cambian y el que sufría ahora goza y el que gozaba ahora sufre.
Yo no sé si habrá fuego en el infierno, si nos quemaremos como dice Jesús que se quemaba el rico. Nunca he estado en el infierno y prefiero no imaginar qué hay allí. Lo que sí tengo claro y sé es lo que hay aquí en la tierra, en donde vemos que hay ricos y pobres, personas que disponen de muchísimo y otros que tienen poquísimo. Y eso a los ojos de Dios y de la humanidad es una auténtica injusticia.
No hace falta ir al cielo para descubrir cuántos niños mueren de hambre o de sed, mientras otros engordan y engordan hasta reventar. No hace falta ir al cielo para ver cómo algunas personas están en el paro y no pueden encontrar trabajo para dar de comer a sus hijos, mientras otros viven si trabajar también pero aprovechándose del sudor de los más indefensos. No hace falta ir al cielo para ver cómo algunas personas tienen que mendigar y buscar desperdicios en los basureros para poder comer. No hace falta ir al cielo para encontrarse personas que no tienen recursos para acceder a un seguro de salud mínimo que les cubra los problemas de salud, mientras que otros se hace operaciones para agrandar o reducir pecho, para estirarse la piel o implantarse pelo.
Es ridículo es mundo tan desigual en el que vivimos, las situaciones tan injustas que soportamos cada día.
Abramos los ojos y despertemos para que cuando nos vayamos de este mundo no tengamos que lamentarnos y llorar como el rico Epulón.

Y la solución es tan sencilla –y tan complicada- como repartir de forma más equitativa todo aquello que hemos recibido de Dios. 

23 de septiembre de 2013

Libertad


Libertad para los que están en la cárcel.
Libertad para los que la droga "les consume".
Libertad para los que no puede decir lo que piensan.
Libertad para los que no reciben un salario justo.
Libertad para los que tienen que salir huyendo de su país, de su tierra.
Libertad para los jóvenes que imitan y copian sin criterio a sus ídolos.
Libertad para la muchacha que se ha quedado embarazada de un sinvergüenza que no se hace responsable.
Libertad para las mujeres que deben prostituirse para poder comer.
Libertad para los niños que sufren explotación laboral o sexual.
Libertad para los jóvenes que no pueden estudiar aquello que más les gusta, porque la sociedad no les da oportunidades.
Libertad para las personas que pasan sus últimos días en soledad.
Libertad para TI y para MÍ, que pensamos que somos LIBRES, y quizá no lo seamos tanto.

La Virgen de la Merced, nuestra PATRONA


Cuando yo era pequeñito mis padres y mi familia siempre me educaron en la fe cristiana y me mostraron a la Virgen María como modelo y ejemplo. Tuve la suerte de estudiar desde edad temprana con las mercedarias y los mercedarios que me fueron inculcando la devoción a la Virgen de La Merced. Ella protagoniza cada año las fiestas de mi pueblo (Herencia) y ríos y ríos de gente van a visitarla en el mes de Septiembre a besar su pie y pedirle protección a María. En el pueblo, de forma cariñosa, a la imagen que allá se venera le llaman “la Hermosona”, porque su rostro destella belleza y hermosura. Y es que realmente tiene un rostro bien lindo.
He tenido la suerte de predicar en dos ocasiones la Novena a la Virgen de la Merced en mi pueblo natal. La primera cuando era un inocente sacerdote con tan solo un año de ordenado. La segunda fue hace dos años cuando por el fallecimiento de mi mamá (que se llamaba Mercedes, precisamente) estuve varios meses en la comunidad mercedaria de mi pueblo natal.
Desde hace cuatro años vivo en este rincón del mundo. Y una de las cosas que más me agradó al venir fue descubrir que la Virgen de la Merced era aquí también la patrona. Me gustó saber que donde iba a vivir la gente tenía la misma devoción que yo podía tener hacia la Merced.
Aún así, con el tiempo he visto que la devoción de la Merced no está tan extendida como yo pensaba o quisiera.
Quizá hayan influido algunas circunstancias históricas, políticas o religiosas, pero lo que está claro es que NUESTRA PATRONA ES LA VIRGEN DE LA MERCED. Yo no voy a entrar en rivalidades absurdas e ingenuas comparando una advocación de la Virgen con otras. Ya sabemos y repetimos una y mil veces que María es una sola y que lo importante es descubrir en ella a la Madre de Dios.
Pero sí quisiera decirles que podemos hacer mucho más por extender la devoción a nuestra Madre de la Merced. Por dos razones: una, que ha sido, es y será siempre nuestra Patrona; y otra, porque hablar de Merced es hablar de libertad. En nuestro país falta libertad: no podemos andar por la calle porque tenemos miedo a que nos den un palo o nos roben; no nos podemos fiar de la mayoría de los políticos porque también roban; la justicia es una justicia interesada y comprada por los más poderosos; las 24 horas de luz no pueden disfrutarla todos los ciudadanos; no se reciben sueldos justos por el trabajo realizado; los jóvenes estudian grandes carreras universitarias para luego quedarse en el paro o vivir de mala manera; muchos niños deambulan hambrientos por nuestras calles…

¿Qué tú haces para extender aún más la devoción a la Virgen de la Merced?

18 de septiembre de 2013

Personajes curiosos en las redes sociales



Sin que yo sea ningún experto en redes sociales, quisiera hacer una reflexión en torno a algunas experiencias curiosas que por la red he tenido (especialmente en facebook) y que si se analizan con un poco de espíritu crítico se puede aprender algo. El análisis lo hago con cierto humor y con el deseo de reírnos un poco de comportamientos y conductas en las que muchas veces caemos todos, o casi todos.
* Está el "incomprendido": aquel que cuando te ve conectado en el facebook enseguida ya te saluda y te dice: "hola, cómo tú estás?". Le dices que estás bien. Y por cortesía le dices qué tal está él y ahí es cuando dañaste el asunto, porque aprovecha para contarte su vida: lo solo que se siente, lo estresado que está, lo mal que se comportan sus hijos, la cantidad de tareas que tiene en la escuela... Total que al final te toca hacer de psicoterapeuta.
* Está el "pesao": aquel que te etiqueta en todas su publicaciones, y tú vas con toda la ilusión y allí no apareces por ningún sitio. ¿Y por qué lo hacen? Porque quieren que sepas que te quieren tanto que aunque no aparezcas en la foto es como si estuvieras.
* Los que ponen "me gusta" a todo. Sí, hay gente que no lee nada, que no se fija en nada, y directamente le da "me gusta". Igual le ponen "me gusta" a un video donde unas personas maltratan a un animal que a uno donde un perrito aparece sonriendo a la cámara.
* Hay otro grupo que son "los jugones". Aquellos que se pasan todo el tiempo metidos en facebook en los jueguecitos, y que se sienten tan orgullosos que comparten sus puntuaciones y te invitan una y otra vez a jugar también.
* También existen "los invisibles, que son aquellos que han creado un facebook pero lo utilizan sólo para ver qué hacen los demás. No publican ni una frase, ni una foto, ni un comentario... pero saben muy bien de la vida de los demás.
* Otros son "los charlatanes" que en la vida real no hablan nada, no se comunican, andan siempre aislados... Y por el facebook te cuentan su vida completa y hablan con todo el mundo, aunque no los conozcan de nada.
* Otro grupo interesante es el de los  "cuenta vidas", que escriben en su muro todo lo que hacen y te ponen fotos de cada paso que dan: si desayunan leche te lo cuentan, si van al trabajo y en el camino han pisado un chicle te lo cuentan, si van a comer arroz te lo cuentan, si se van de vacaciones a Cancún te lo cuentan, si su perro tiene diarrea te lo cuentan, si tienen goteras en casa te lo cuentan, si su suegra es odiosa te lo cuentan...

La lista de "personajes" en las redes sociales podría continuar. Quizá tú, mangante conozcas algún otro tipo, puedes compartirlo.

13 de septiembre de 2013

¡Cuántas ovejas perdidas hay!


Mangantes, ¿se han fijado cuántas ovejas perdidas hay en su familia? ¿y cuántas ovejas perdidas hay en su vecindario o en su barrio? ¿y cuántas ovejas perdidas hay en la ciudad o incluso en el país? Cantidad, verdad. Pero vamos a ir más allá. ¿Se han fijado cuántas ovejas perdidas hay en nuestra comunidad parroquial? ¿y en nuestra Iglesia dominicana? ¿y en la Iglesia universal? Cantidad, verdad.
Y es que en ningún lugar nos libramos. En la condición humana está la posibilidad de hacer las cosas bien o hacerlas mal, de seguir el buen camino o descarriarse. Eso ocurre porque Dios nos ha hecho libres y nos ha dado la posibilidad de elegir entre el bien y el mal.
A veces nos puede parecer que en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en nuestro país o en nuestra Iglesia hay demasiadas ovejas perdidas, y no es así. Hay más ovejas “encaminadas” que “descarriadas”. Hay más personas buenas que malas.
¿Les doy ejemplos? –Allá van: los jóvenes y no tan jóvenes de nuestra comunidad que cada sábado están al lado de los limpiabotas de la Fundación La Merced; los padres de familia que se sacrifican por sus hijos todos los días; los abuelos que resignadamente acogen a sus nietos ante la ausencia de sus padres, y los educan; los sacerdotes, religiosas y religiosos o laicos y laicas que ponen en marcha obras sociales en favor de los más desfavorecidos de nuestra sociedad; los políticos (alguno hay) que realmente se sacrifican por su pueblo y no piensan sólo en sacar beneficio para ellos; las personas que ayudan económicamente a sus vecinos y les dan aunque sea una libra de arroz para comer.
¿Hay o no hay buenas ovejas? –Claro que las hay, y muchas… pero esas ovejas no son noticia ni ocupan los titulares de los periódicos.

Amigos y amigas, vamos a intentar ser buenas ovejas, para que Dios no tenga que andar por ahí buscándonos continuamente.

6 de septiembre de 2013

Encuentra las 7 diferencias

Te presento dos personajes inventados, pero reales. Dos tipos, que aunque están en mi imaginación, realmente existen: Felipe y Antonio.
Entre ambos hay 7 diferencias como en los “Matatiempos” donde se nos dice que encontremos las diferencias entre dos dibujos, que son prácticamente similares.

Felipe vive en Las Caobas, trabaja en una fábrica. Tiene fama de ser muy competente en su trabajo. Todos los días se levanta a las 5:00 de la mañana y no para de faenar. Cuando sale a la calle siempre saluda a sus vecinos y les pregunta a ellos cómo les va la vida. A la hora de comer suele sentarse con algunos amigos y compartir lo que cada uno lleva. Felipe tiene 5 hijos y todos sus esfuerzos van encaminados a que ellos puedan crecer con salud y una buena educación. Cada día al volver a su casa se sienta junto a su esposa y le pregunta cómo le fue el día. A pesar de llegar cansado del trabajo, todos los jueves hace lo posible por acercarse a la Misa y participar en su grupo porque eso le acerca más a Dios y le ayuda a ser mejor persona.
Y todo esto lo hace porque piensa en todos, menos en sí mismo.

Antonio vive en Las Caobas, trabaja en una fábrica. Tiene fama de ser un incompetente en su trabajo. Todos los días se levanta tarde y nunca llega a tiempo a su lugar de trabajo. Cuando sale a la calle siempre anda criticando a los vecinos y les mira mal. A la hora de comer se sienta solo, porque le molesta que sus compañeros a veces le pidan algo de comida. Antonio tiene 5 hijos y jamás se ha preocupado de cómo van en la escuela o si se han puesto enfermos nunca les ha acompañado al médico (eso es cosa de mujeres, dice él). Cada día al volver a su casa pasa primero por el Colmado a beber y gastarse lo poco que ha ganado. Aunque su esposa lo invita constantemente a la Iglesia, él prefiere no ir, porque le parece una pérdida de tiempo.
Y todo esto lo hace porque sólo piensa en sí mismo
¿Encontraste las 7 diferencias? Si lo has conseguido probablemente es porque has entendido el Evangelio de este domingo. Enhorabuena.