5 de enero de 2012

Oro, incienso y mirra

Oro, incienso y mirra en cucharas de madera, sobre fondo blanco. Enfoque selectivo. Foto de archivo - 8879159

     En esta noche, nuestras calles, nuestras plazas, nuestras casas, nuestros hogares se llenan de magia e ilusión, de juegos y sonrisas.
     Melchor, Gaspar y Baltasar entran a través de nuestras ventanas y nos dejan algo que ya les pedimos por carta.
     Los Magos de Oriente llevaron al niño ORO, INCIENSO y MIRRA. Y yo también le pido hoy lo mismo. Quiero que nuestro mundo se llene de esos tres preciados regalos.
     ORO: ni teniendo todo el oro del mundo podríamos ser felices. ¿Para qué queremos tener tanto dinero? ¿para qué queremos tener los bolsillos llenos si tenemos vacío el corazón?
     Pido a los Reyes que nos envíen oro, mucho oro, pero no para los bolsillos, sino para el corazón. Pido tal cantidad de oro que podamos forrar nuestro corazón y que con cada latido se desprenda de nosotros una pepita de oro que llegue a los rincones más pobres de la tierra.
     Oro, quiero mucho oro...
     INCIENSO: quiero que se queme mucho incienso, todo el incienso del mundo. De ese modo el humo que se desprenda nos llegará hasta la cabeza y transformará nuestra mente. Sí, sí, que nos cambie la mentalidad. Andamos cabizbajos, tristes y apesadumbrados porque las cosas van mal, porque estamos en crisis... Fuera "los malos humos" y seamos algo más positivos. Si nuestra cabeza está llena de humos negros, de oscuridad, no podemos transmitir alegría, y eso se nos nota. Cuando nuestra mente está llena de vida y alegría eso se traduce en sonrisas.
     Incienso, quiero mucho incienso...
     MIRRA: la mirra huele bien, su perfume es agradable para el que se la echa y para los que están a su alrededor. ¿Qué razones tenemos para oler mal? -Ninguna. Así que quiero mirra, mucha mirra. Y que la gente se rocíe las manos en mirra para que cada vez que demos la mano a alguien le transmitamos nuestros mejores deseos, para que cada vez que pasemos la mano a otra persona por la espalda o demos un abrazo le llenemos de buen olor.
     A veces nos pringamos las manos en porquería, las tenemos sucias y ásperas... Por eso necesitamos mojarlas en mirra. ¿Habrá mirra para tanta gente? -Imagino que sí.
     Mirra, quiero mucha mirra...

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