24 de junio de 2010

Un Mango para Fernando

Hola, Fernando, ¿cómo van las cosas por la Parroquia Santa María de Cervellón? -Supongo que acabando el curso, evaluando lo ya hecho y mirando hacia el futuro.
Quería enviarte un mango porque llevas mucho tiempo metido en tareas pastorales y ya sea en parroquias o en colegios son muchas las experiencias que has ido acumulando al respecto; y supongo que coincidirás conmigo en que, por desgracia, en España vamos viendo cómo la gente poco a poco se va alejando de las Iglesias, de las parroquias y de todo lo que huele a Dios; es una pena, pero es la realidad. Tenemos que inventar la pólvora para convocar a la gente y llevarla a Dios. Es cierto que aún son muchos los que están al pie del cañón, pero el número de creyentes comprometidos ha bajado considerablemente. También puede ser que esta bajada del número ayude a un aumento de la calidad. Ojalá.
Y cuando uno empieza a tener otro tipo de experiencias por estas tierras surgen, casi sin quererlo, las comparaciones... Pero, creo, sinceramente, que no es mejor aquello o esto, simplemente son realidades diferentes, circunstancias distintas que hacen que la gente dé mayor o menor importancia a las cosas de Dios.
Aprovechando esta reflexión, quería contarte una iniciativa que llevan ya un tiempo haciéndolo en nuestra Parroquia y que me ha llamado mucho la atención. Se trata de los Desayunos Parroquiales. ¿En qué consiste? -Muy sencillo. A la salida de las misas del domingo un grupo parroquial diferente lleva refrescos y alimentos para ponerlos a la venta. ¿Qué se consigue con eso? -Creo que al menos tres cosas: ese grupo se une más y conviven la mañana del domingo; se recaudan fondos para la Parroquia; se crea un ambiente de familiaridad y encuentro entre la gente que sale de Misa, que, en lugar de irse deprisa a casa, se quedan allí hablando y compartiendo con el resto de la gente.
No me imagino este tipo de cosas en España, entre otros motivos, porque en seguida te vienen los de Sanidad y te piden el carnet de Manipulador de Alimentos y ahí es donde le ponen una multa al Párroco y se acaba toda la familiaridad y el encuentro entre los parroquianos.
Bueno, Fernando, si algún día vienes por aquí, estás invitado a un aperitivo en el Desayuno Parroquial.
Un abrazo y adelante. Es tiempo de sembrar...
Fdo.: El Mayor Mangante

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