27 de noviembre de 2009

Vivo en una cultura taína

Efectivamnente: vivo en una cultura taína, en un pueblo taíno. Y os cuento qué significa esto: Cuando llegó Colón a la Isla La Española (actualmente Haití y República Dominicana) existían aproximadamente 60.000 taínos, una raza propia de estas tierras, muy cercana a la cultura maya de Guatemala. Se trataba de un pueblo extendido principalmente en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, y que tenían una forma de organizarse mediante caciques o jefes que gobernaban las diferentes zonas geográficas y se dividían por clases sociales. Pero poco a poco, por culpa de los colonizadores, y otros motivos, fue desapareciendo la etnia taína, y con ella todas sus costumbres y tradiciones.

Por suerte, aún se conservan, entre otras cosas, algunas pinturas y figuras de piedra, hueso o conchas que ellos realizaban (podéis verlas en las fotos ) y que era la forma de expresar la fiesta, la caza, la religión o las relaciones dentro de la tribu. En muchas ocasiones entraban en trance (tomaban alucinógenos) y luego decoraban las cuevas o incluso se hacían tatuajes en el cuerpo.
En estas pocas semanas que llevo por aquí he podido ir conociendo esas pinturas y puedo deciros que me han encantado, porque son muy sencillas, alegres y con gran colorido.

Hay algo que también he aprendido y es que algunas palabras que nosotros utilizamos con frecuencia tienen un origen taíno, como son: barbacoa, cacique, canoa, caribe, cayuco, hamaca, huracán, iguana, macuto, maíz o tiburón. Sorprendente, ¿verdad?

Además, los taínos se divertían de diferentes maneras, a través del baile, la música y el juego de pelota. Este último era conocido como batú y se jugaba en un espacio llamado batey. El juego despertó el interés de los colonizadores españoles, debido a que la pelota que utilizaban (de goma, hojas y resinas) rebotaba, y este fenómeno era desconocido en Europa. El juego de pelota se jugaba entre 2 equipos de hasta 30 jugadores (hombres y mujeres) que tenían que mantener la bola en el aire con sus hombros, codos, caderas o cualquier otra parte del cuerpo, excepto las manos.

Como podéis comprobar es una cultura muy interesante, de la cual ya quedan pocas cosas, pero que han dejado su huella en estas tierras y han influido también en nuestra propia cultura.



3 comentarios:

  1. Impresionante padre.............ya quisiera de la cuadra salcedo...........
    y por cierto, eso de los colores de los cuadros.........menos mal que has enviado fotos, sino, no te hubiera creido mucho jejeje!!!..pero en efecto, bonitos si señor!

    Aquí te/os dejo un artículo que me ha parecido interesante, y al leerlo esta mañana me acorde de ti, vosotros y quiero enviaroslo a toda la comunidad. Repito , sin duda interesante y para compartir.
    Un beso a los tres!
    Soña
    (Padre, es un poco largo, espero que no me riñas......)



    MARTÍN GARZO : ¿Qué decisión lleva a alguien a dar su vida por los demás?

    En clave de relato, género con el que logró el Premio Nadal y el Nacional de Literatura, entre otros galardones, el escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo acercó ayer en el Paraninfo de la Universidad la figura de Segundo Montes, en el marco de los actos de conmemoración del XX aniversario de la muerte de este jesuita vallisoletano y sus compañeros en El Salvador, organizados por la fundación que lleva su nombre.
    «En este relato voy a tratar de contar la vida de Santiago Montes; una vida tan marcada por esa vocación que él tenía desde que era muy niño, no por ser sacerdote, sino por ser misionero», explica Martín Garzo. «Quiero entrar en ese enigma de esas vidas que se ponen al servicio de los más necesitados en un mundo como el nuestro tan marcado por el individualismo. ¿Qué decisión lleva a alguien a entregar su vida por los demás?», se pregunta el escritor vallisoletano.
    «Esa decisión convierte a Segundo y sus compañeros en seres como muy literarios», confiesa este artista de la palabra. «Esto nos obliga a preguntarnos quiénes eran y por qué entregaron su vida a los demás», añade. «Pero no pretendo resolver el enigma ni dar una respuesta sino que la planteo y se la dejo ahí al auditorio», señala Martín Garzo. «En nuestra sociedad se habla mucho de libertad y de igualdad pero se olvida la solidaridad. Y como dijo Octavio Paz, la solidaridad es el puente entre la libertad y la igualdad. La libertad sin igualdad genera injusticia y la igualdad sin libertad genera tiranía. Deberíamos insistir más en el tema de la solidaridad», apunta el escritor. «El ejemplo de estos jesuitas, ya no desde el punto de vista cristiano, sino desde el punto de vista civil, social, es muy valioso en una sociedad como la actual», recuerda.

    "Norte de Castilla" 27 de Noviembre de 2009

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  2. ¡Qué interesante! Gracias por la información y el cariño con el que lo cuentas.

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